La psoriasis es una enfermedad autoinmune que provoca una rápida acumulación de células en la superficie de la piel, dando lugar a escamas y manchas rojas que suelen producir picazón e incomodidad. La causa exacta de la psoriasis aún no se conoce por completo.
Se ha observado que ciertos desencadenantes, como el estrés, las infecciones, el clima frío, las lesiones cutáneas y algunos medicamentos, pueden agravar los síntomas.
A nivel mundial, se estima que la psoriasis afecta a aproximadamente el 2-3% de la población, sin distinción de género. La enfermedad puede manifestarse a cualquier edad, aunque es más común en adultos jóvenes y de mediana edad.
El 30% de las personas con psoriasis tienen un familiar con psoriasis. Cuando un progenitor tiene psoriasis, 8% de la descendencia la presenta; cuando son dos progenitores, entonces se estima que el 41% de los hijos la padece.
Diagnóstico: Se realiza generalmente mediante un examen físico y la revisión del historial médico del paciente.
Tratamiento: Aunque no existe una cura definitiva para la psoriasis, existen diversas opciones de tratamiento que ayudan a controlar los síntomas, mantener la piel más limpia de las lesiones y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Algunas terapias:
-Terapias tópicas como cremas y ungüentos que se aplican directamente sobre la piel afectada para reducir la inflamación y la descamación.
-Exposición controlada a la luz ultravioleta, que ayuda a disminuir el crecimiento excesivo de células de la piel,
-Medicamentos sistémicos que pueden incluir fármacos orales o inyectables que actúan sobre el sistema inmunológico, indicados para casos moderados a graves.
-Biológicos, que son un tipo más reciente de tratamiento que actúa bloqueando proteínas específicas involucradas en la respuesta inmunitaria.